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-Una nueva final Pat. ¿Cuántas llevamos? -Pregunta Pet mientras mira de reojo a una de las cheerleaders del Zalgiris, rubia, largas piernas, de otro mundo, de otro planeta. Intocable.
-Ya perdí la cuenta Pet, recuerdo la primera, como las primeras veces de todo. Era París, llovía, recuerdo cada detalle. Los alemanes vestían de gris. Tu vestías de azul. Siempre nos quedará París.
-Casablanca.
-Exacto, 1942, Michael Curtiz, con Humphrey Bogart e Ingrid Bergman. Qué hermosa era Ingrid. Como pasa el tiempo, para ella y para todos. Ambos teníamos más pelo en París, ¿fue antes o después de tu divorcio? - pregunta Pat, también con la mirada curiosa ante tantas caras anónimas, como la suya, como todas. Vemos tanto y nos quedamos con tan pocos detalles. Todos los recuerdos que podrían ser.
-Pues sería después de mi divorcio, todo lo divertido en mi vida vino después de que mi mujer se largara con el abogado. Y ya que sacas el tema de mi soledad, ahora os paso mi cuenta de Instagram, por si alguna mujer solitaria que anda por Berlín esta noche tiene ganas de conversación. Prometo hacerla reír y no contarle mis problemas, porque ya no tengo de esos. Soy feliz.
-Pet, creo que no está bien utilizar una retransmisión deportiva para ligar, eso no sé que código ético rompe, pero seguro que hay alguno. Y te van a machacar en las redes sociales.
-Me importa poco ese mundo, soy más de la vida real. Es fácil terminar con esas redes que pescan almas, sólo hay que darle encima del icono de la aplicación y después darle a borrar. Así ese mundo ficticio desaparece de tu vida. ¿Crees que me preocupa lo que escriba alguien sentado en su retrete? No me puede preocupar lo que piense cualquiera de mí, sea bueno o malo. No puedo caer bien a todo el mundo, y no se puede vivir pendiente del que dirán, que hablen lo que quieran, yo estoy aquí, contigo, los dos. Después saldremos a cenar, tomaremos una copa, mañana desayunaremos juntos, pillaremos un avión y para casa. Eso es lo real, las mierdas que escriben las maquinas es virtual, no existe, sólo son las palabras que antes se llevaba el viento ahora sé almacenan en ordenadores gigantes.
Camisetas verdes en el norte, camisetas negras habitan el el sur del pabellón berlinés. Cánticos que serían de guerra en otros tiempos son de ánimos ahora. Dos equipos, veinticuatro jugadores para una copa, el mayor trofeo del baloncesto europeo. El largo camino ha regado el camino de cadáveres. Todos mueren y sólo queda uno, y caer en este último duelo es triste. La belleza del camino queda enterrada por la tristeza de la derrota. Sólo puede salir un vencedor, una ciudad dormirá bañada en Champagne, mientras que la otra apagará pronto las luces.
Que me encantan los de blanco y negro, lo digo a todos con orgullo. Me encanta ese nombre famoso y solo los admiro. En el mundo no puede existir nada más grande que nuestro amor. Para color el blanco y negro. Amo el club. Nunca podré parar mientras esté vivo. Gritaré, "Te amo, Partizán."
¡Todos los fans de 'Zalgiris Kaunas'! Oye, es hora de extender nuestra legendaria historia, ¿qué te parece? El verde y blanco levantémoslo alto. Mi corazón vuelve a cantar, fuera de este mundo, golpea el sapo, late la tribuna. Corazón junto al corazón ayudar a ganar. ¡Mientras juguemos baloncesto estaremos vivos! Las emociones se derraman, por el amor de Dios, de nuevo un lanzamiento en el último segundo exitoso, el techo de la sala se levanta, nos ponemos en pie. ¡Todos los fans de 'Zalgiris Kaunas'! ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Por Dios, qué placer, hombro con hombro. Seguiremos cantando! ¡Todos los fans de 'Zalgiris Kaunas'!
Las camisetas verdes cuelgan de las taquillas blancas. Kilos de adrenalina paseando por enormes cuerpos. Tensión, concentración, todos los momentos de una vida concentrados en unos instantes. Los altavoces escupen una canción de Eminem, su himno particular durante toda esta temporada, “En el momento en que lo tienes, será mejor que nunca lo dejes escapar. Sólo tienes una oportunidad, no pierdas la oportunidad de volar. Esta oportunidad solo llega una vez en la vida.”
Xavi se planta en el centro del círculo que se va formando cuando llega. La música cesa. El silencio no existe, los gritos de los fans llegan como susurros de grandeza al vestuario de los jugadores.
-Llegó el momento que todos hemos llegado a soñar. Es ahora, no nos engañemos con una segunda oportunidad. Estamos ante nuestro gran reto como deportistas y com personas. Todos tenemos un papel en la historia del mundo, y el nuestro se escribe hoy. Nuestros amigos, fans, gente que nos ama, están aquí fuera, danzando con nuestros fantasmas, esperando que les hagamos felices, para que puedan contar durante todas sus vidas que vieron al Zalgiris proclamarse campeón de la Euroliga en Berlín. Y por todos ellos estamos aquí, les debemos lo que somos y hoy les daremos lo que es suyo, la Copa por la que hemos luchado durante estos meses -un silencio-. Lleváis años jugando al baloncesto, sois de los mejores del mundo, y por ese motivo os encontráis hoy aquí, conocéis las jugadas, lo que tenéis que hacer en cada momento, pero hoy con eso no será suficiente, no nos podemos quedar en lo de siempre, tenemos que escarbar en nuestra alma y buscar nuestro instinto, lo que nos diferencia de ellos, el arma que no conocen, la suma de todos nuestros conocimientos en un solo momento, la genialidad -pulsaciones, excitación, hormonas-. Como escuchamos en nuestra canción, “¡Mientras juguemos baloncesto estaremos vivos!” Estamos más vivos que nunca, es ahora o nunca. Este es nuestro memento. Os quiero.
Gritos, palabras sin significado, ruidos, sillas que caen, abrazos, piel, carne, el verde, el color, las camisetas, el ser. Fuera el futuro, salid a buscarlo, cada día de vuestras vidas, salid a por el futuro, bebed de sus fuentes, disfrutad de sus manjares y no dejéis de saborear cada momento que no regresará jamás. Es el ahora que da forma al mañana.