Imagen de la cabra en cuestión
Este artículo lo publiqué hace años en “Sportsmadeinusa”, sobre una de las maldiciones más conocidas de la historia del deporte. Las maldiciones son como las brujas, y como dicen en Galicia: “Eu non creo nas meigas, mais habelas, hainas”. Pues eso, yo no creo en las maldiciones, pero…
6 de octubre de 1945. Cuarto partido de las World Series en Chicago. Los Cubs jugaban contra los Detroit Tigers. 2-1 para los locales en la final. Williams Sianis, el dueño de la Billy Goat Tavern (la Taberna de la Cabra de Billy), intenta entrar al estadio de los Cubs con Murphy, la susodicha cabra y mascota del garito, pero no dejan pasar al animal.
–¡Dejen entrar a Billy pero no a la cabra! –gritó P.K. Wrigley, dueño de los Cubs.
–¿Por qué no a la cabra? –preguntó William Sianis.
–Porque la cabra apesta –dijo P.K.
–¡Los Cubs no volverán a ganar. Nunca más ganarán las World Series hasta que no se le permita la entrada a la cabra al Wrigley Field! –salió la maldición de la boca del dueño de la taberna.
Como no podía ser de otra manera los Cubs perdieron el partido, y días más tarde las Series Mundiales.
–¿Quién apesta ahora? –preguntó con sorna William Sianis al todopoderoso P.K. Wrigley.
Y aquí empezó la maldición que se ha mantenido hasta el día de hoy. Un equipo que ganó dos Series Mundiales, 1907 y 1908, y desde esos días en blanco y negro no han vuelto a ganar, 107 años que se escriben pronto. Ningún equipo lleva tanto tiempo sin conseguir el título en las ligas profesionales estadounidenses.
En Chicago han intentado terminar con la maldición varias veces, pero siempre con el mismo resultado, ninguno. En 1970 Sianis dio por concluida la maldición, pero parece ser que desde el cielo del Ganado Caprino dejó continuar tal gafe. En 1973, el nuevo dueño de la Taberna y sobrino de William, Sam Sianis, llevó a la nueva cabra del bar, Sócrates (Murphy ya había pasado a peor vida, porque ser una cabra y vivir en un bar no debe tener precio), al Wrigley Stadium en una limusina blanca; pasó por la alfombra roja y bajo un cartel gigante donde podía leerse: “Déjame liderar a los Cubs hacia la victoria”. Los de seguridad no dejaron entrar a Sócrates, de nuevo derrota.
En 1984 por fin dejaron entrar a la cabra Sócrates no sólo al estadio sino también al terreno de juego, y Sam Sianis proclamó a los cuatro vientos: “La Maldición ha terminado”. Ese año terminaron en primer lugar en su división y jugaron el final las Series de Campeonato ante los San Diego Padres; llegaron a ganar por 3-2 y con una victoria más llegarían a las Series Mundiales, pero de nuevo apareció la cabra en forma de pájara y se quedaron a las puertas de las World Series. Una historia de supersticiones y con toda seguridad regada por litros de alcohol por todos estos genios, sobre todo periodistas, que se reunían en la Billy Goat Tavern, bebiendo como cosacos y hablando de cómo terminar con la maldición de la cabra. Viejos tiempos, grandes historias.
Años antes, en 1969, los Cubs y los Mets eran los dos equipos en mejor forma del campeonato. Jugaban el partido de la jornada, o de la semana. Apareció un gato negro que se paseó ante el banquillo de los Cubs, estos perdieron y se hundieron en la clasificación. Todavía buscan explicaciones a la aparición del gato, ¿la reencarnación de la cabra?
En 1994, los Cubs llevaban el peor inicio como local de toda su historia, que ya debía ser difícil, y Sam Sianis se fue al estadio con la cabra. Los de seguridad no les dejaron pasar de nuevo, el público protestó, y Ernie Banks –leyenda de los Chicago Cubs y jugador que está en el Salón de la Fama– consiguió que la cabra entrase en Wrigley Field. Ese día los Cubs consiguieron su primera victoria en casa de la temporada.
Año 2003. Los Cubs tenían la mejor pareja de pitchers de la MLB, Prior y Wood, consiguieron llegar a los Playoffs. Era su cuarta aparición en 59 años, pero allí apareció Steve Bartman, un aficionado que ese día tuvo la suerte de conseguir una muy buena localidad, en primera fila de los jardines. Los Cubs iban ganando 3-0, batazo de los Marlins profundo, hacia Bartman, hacia su lugar, y con el ansia de coger la bola alargó el brazo y evitó que el jugador de Chicago, Moisés Alou, cogiera la bola -aunque nunca sabremos si la hubiera llegado a coger, era muy difícil atraparla, y de no haberla atrapado hubiera sido un home run, con las bases llenas, que hubieran sido cuatro carreras para los visitantes-, si la hubiera cogido el bateador habría sido eliminado, se quedó en un foul -jugador no eliminado y puede seguir bateando-, y en esa entrada los Marlins consiguieron 8 carreras… Todos culparon a Bartman de esa derrota, pero quedaba otro partido en Wrigley Field -estadio de los Cubs-, el séptimo y decisivo, que fueron ganando los de Chicago hasta la quinta entrada, y volvieron a desinflarse para perder de nuevo.
“Let the goat In” (Dejen entrar a la cabra) continuan gritando los aficionados de los Cubs.
Finalmente los Chicago Cubs consiguieron las Series Mundiales en 2016, derrotando en la final a los Cleveland Indians, en un séptimo que ya está grabado en oro en la historia de la MLB.
Muy buen artículo, y muy entretenido a pesar de no ser aficionado a los deportes made in USA. Saludos!