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Lunes
La bocina suena a las 7 de la mañana, todos en pie. Hoy es la gran semana, el sábado jugamos la final de nuestra categoría. No es que estemos en la división superior, ni mucho menos. Hay tres categorías. Los primeros juegan en Castilla y León. Los segundos, con los mejores de la provincia. Los otros, con los más flojos. Nosotros estamos en esa categoría. “Matados S.L.” y qué bien que lo pasamos. Hemos quedado segundos de nuestra liga y el gran partido es contra los primeros. Es poca cosa, claro, pero es nuestra poca cosa, por tanto es lo más. Mi padre y mi madre vendrán desde el pueblo para ver el partido; después iremos juntos a comer. Quieren que reserve un restaurante donde iban de novios, pegado a la muralla. Dicen que se comen las mejores "Judías de El Barco”. Las tendremos que probar. La adolescencia da muchas locuras hormonales. Hambre sería la número uno, de comida, de experiencias, de chicas, de baloncesto, de deporte, de vivir, de soñar. Me acuesto con algo de hambre y me despierto hambriento, y así durante todo el día. Lleno o vacío, no hay término medio. Vivo en una etapa eterna de montaña del Tour de Francia. Subo o bajo el puerto, nunca hay llano.
Martes
Vaya día que lleva Rick. Esta noche me ha deleitado con un concierto de pedos digno del mejor Wagner. Una mezcla entre música clásica y los olores de los campos de Verdún después de unas horas de batalla. Se ha levantado unas cuatro veces al baño. Las cataratas del Niágara deben sonar como tirar de la cadena de nuestro baño. Por la mañana le he preguntado cómo estaba, si iba todo bien. “Perfecto. He limpiado todas las impurezas de mi cuerpo para estar listo para el sábado.”
-¿De qué hablas?
-Mi abuela me ha mandado este remedio de hierbas y magnesia. De boca a culo, como los chorros de oro.
-¿Y eso para qué sirve?
-Para estar a tope para el partido.
-No veo la relación entre el baloncesto y tus abominables pedos.
-Pues existe.
No pregunto más. Rick tiene sus manías como yo tengo las mías.
Siempre tengo que tomar chocolate antes de los partidos. Bebo los tragos de agua de dos en dos. Me subo un calcetín y el otro no. La ducha primero con agua caliente. Luego, la enfrío hasta que no aguanto más. En los inviernos de Ávila, eso ocurre a los pocos segundos. Cada loco con su tema y Dios nos acompaña si tiene tiempo para nosotros.
Miércoles
Hoy en el entrenamiento físico hemos sudado como nunca. Rambo nos gritaba como el sargento de “Oficial y Caballero.” Creemos que ha tenido un mal día, ni una de sus bromas, ni una cara sonriente. Nos reúne en el centro de la pista. Jadeamos; los corazones van frenando después del esfuerzo.
-Escuchad hijos míos -nos dice.- “Sine disciplina non est scientia. Sine scientia non est fides. Sine fide victoria non est.” ¿Sabéis lo que esto significa?
-Para latín estoy yo ahora - dice Fernando.
Carcajadas. La primera sonrisa de John.
-Sin entrenamiento, no existe el conocimiento. Sin conocimiento, no existe la confianza. Sin confianza, la victoria no existe. Palabra de Julio César -nos mira uno a uno.- Hoy hemos aprendido esta lección: para la victoria sólo hay un camino, el esfuerzo. En el baloncesto y cuando salgáis a la vida adulta. No hay otro camino, no existen los atajos. Algunos diréis, “conozco a uno que no dio un palo al agua y ha triunfado”. Yo os repetiré mil veces, “yo sí que sé de miles que no han entrenado ni se han esforzado y están muy jodidos. Perdón, fastidiados.” Leed y escuchad a gente inteligente, nunca a mediocres, porque eso marcará vuestro camino. El sacrificio os dará más posibilidades de lograrlo que tumbaros en el sofá viendo la tele.
-¿Aunque veamos programas de gente inteligente?
-Poca inteligencia puede haber en una caja a la que llaman tonta.
Pues yo vi un reportaje sobre el Imperio Egipcio donde aprendí mucho. No todo lo que sale en la televisión es una basura. A mí me gusta “La Bola de Cristal”. A mí también. Mis favoritos son Faemino y Cansado. “Qué va, qué va, qué va / Yo leo a Kierkegaard.” ¿Quién es ese Kierke? Un filósofo danés. Ya salió el gafotas listillo que cree que lo sabe todo. Se llama Alfonso, no le llames gafotas. Si lleva gafas, ¿cómo quieres que lo llame? Pues por su nombre. Muy bien, Alfonso, el que sabe más que las enciclopedias, no te fastidia. Más cosas que tú sí que sabes, que tú no te enteras de nada. ¿Y qué decía este danés? “Solo la persona que es capaz de permanecer en silencio es capaz de hablar de manera importante.” Así que voy a callarme. Te pareces un poco al protagonista de la peli del otro día de “la bola”. ¿Cuál era? De un niño que jugaba al fútbol, que lo hacía muy bien y conseguía fichar por un buen equipo. Estaba rodada en un país del otro lado del telón de acero, en Checoslovaquia o Hungría. Mola ver este cine, siempre nos ponen películas americanas o españolas. Mi padre y mi madre fueron a Francia a ver una peli. “Emmanuelle” se llamaba. ¿De qué va? De las aventuras de una mujer que se pasa horas sentada en una silla. Qué rollo. El cine de mayores es un rollo. Es mejor la música. Te sientas enfrente ves como el cine. Todo lo controla, es un alucine. Es como un ordenador personal. Es la Bola de Cristal. Ahora acusan a la televisión de todos los problemas. En unos años, los ordenadores serán los culpables de que los adolescentes estén empanados. Si nadie tiene ordenador, eso es cosa de los americanos. Hay uno que se llama Steve Jobs, que ha sacado una computadora para que la pueda usar todo el mundo. ¿Cómo se llama el cacharro? Mac. ¿Cómo McDonald’s? Los yanquis le ponen el mismo nombre a todo. Qué poco originales. No tiene nada que ver una cosa con la otra. Todo tiene que ver, viven en el mismo país. ¿Y la compañía del Mac? Se llama Apple. Eso es manzana. Veo que aprovechas bien las clases de inglés. Una empresa que se llama “Manzana”, qué raros que son. Con ese nombre aquí te vale para una frutería y poco más. Esto de los ordenadores va a durar cuatro días, hacedme caso, que eso es para gente muy lista y hay pocos de esos. El tipo se llama Jobs, que es trabajos, y una manzana, este tipo trabaja la fruta, es un frutero. El futuro serán las máquinas, son las que marcarán el camino. Alfonso listillo, cállate ya. Veréis en unos años cada uno de nosotros con su ordenador y encerrados en casa. Mira que eres pesado.
-¡Callaros! Una última vuelta y a ganar el partido del sábado.
Corremos como almas que lleva Satán.
-¿No terminas el entrenamiento con una frase en latín?
-Pues sí que tengo otra de Julio César. “Improbus Caesar bellua debet esse.” Que significa: El César debe ser una bestia sin corazón.
-Que bonita.
-Que cojones. Un par de vueltas más y a la ducha.
Joder. ¿Quién ha sido el idiota que ha preguntado? Quien va a ser, el Fernando. Que no he sido yo. Corred y callad. ¿Cómo es eso en latín? “Non es stupidior, quia non exerces.” ¿Eso qué es? No sois más tontos porque no os entrenáis. Como cansa jugar en este equipo. Mañana más, y seguro que mejor.
Jueves
Mi día favorito de la semana. Tras la comida, tenemos película. Hoy nos ha tocado “Waterloo”, con Rod Steiger como Napoleón y Christopher Plummer como el Duque de Wellington. La última batalla del emperador francés, su derrota ante el resto del mundo. Uno contra todos, todos contra uno. El lema de los mosqueteros en versión soledad. Me impresiona la escena en que los aliados se ordenan en cuadrado y los caballos franceses chocan y mueren ante las bayonetas.
Si Napoleón hubiera ganado la batalla, España tal vez se hubiera convertido en una provincia de Francia. Pues mejor, así conoceríamos dos idiomas y seríamos un país desarrollado. Yo prefiero lo de ahora, cada uno en su casa y Dios en la de todos. Nos hubiera invadido Hitler durante la Segunda Guerra Mundial y la muerte se habría adueñado de nuestro país. También murieron en la guerra civil. Nos hubieran tratado como a los argelinos, seríamos una colonia más, eso dice mi padre. Nos hubiéramos unido en 1815, seríamos parte de Francia, como lo son otras provincias francesas. Que va, no discriminarían seguro, seríamos sus esclavos. ¿Sabes en qué año se unificó Italia? Ni idea. ¿Y tú lo sabes? Claro, por eso lo pregunto. Pero uno pregunta cuando no sabe la respuesta, qué pregunta más tonta. Fue en 1861, y nadie se siente menos italiano por ser del sur o del norte. Eso se lo deberías preguntar a ellos. Espera, que ahora voy. ¿Y Alemania? ¿Qué pasa ahora con los alemanes? El país se creó en 1871, y esos sí que han ido a una. Sí, tan juntos que montaron un par de grandes guerras y ahora son dos países diferentes. Por culpa de los rusos. O de los americanos. O de mi abuela. Que si tuviera ruedas sería una bicicleta. O una moto.
Viernes
Después de entrenar, podemos salir a dar una vuelta. Vamos callejeando por la ciudad. Doce adolescentes con hormonas enloquecidas buscan las miradas de chicas de nuestra edad. Ellas nos miran poco o nada. Demasiado inmaduros, ellas ya son mayores. Faldas largas y calcetines hasta las rodillas. Unas risas y adiós. Miradas que no sabemos descifrar, y según mi tío no sabremos conocer nunca su significado. Ni el creador de la máquina Enigma podría descifrar las miradas de las chicas. Compramos algunas chucherías, contamos historias que fueron o esperamos que sean. Nos reímos de tonterías, la seriedad se la dejamos a los mayores.
-Hola Xavi - me giro y es Vanesa.
-Hola - rojo tomate frito.
-El paseo antes de la gran final de mañana, ¿verdad?
-Espero que vengas a vernos.
-Seguro que sí. Nos obligan a venir para unificar el alma del colegio. Como antes con el espíritu nacional.
-Será divertido.
-Para vosotros seguro. Yo estaría mejor leyendo cualquier libro. Una novela de amor insoportable sería mejor que estar mañana en el campo -silencio-. Me aburre el deporte.
-A mí también, por eso juego.
Ella se ríe.
-Crees que lo de mañana es muy importante -me dice.- Pero en unos años verás que no tiene nada especial, puede que ni lo recuerdes. ¿Con 40 años irás contando qué ganaste en un campeonato de baloncesto de niños? Le dais importancia a eventos que no tienen ningún valor.
-Seguro que tienes razón, pero para nosotros será un gran día. Cuando nos encontremos en unos años, lo recordaremos. Será una historia en común, sin importancia. Pero será nuestra historia.
-En eso te doy la razón.
-La primera vez que lo haces.
-Y puede que sea la última.
Me guiña el ojo y se da la vuelta.
-Espérame, te acompaño al cole - le digo.
-Claro que sí. Vamos.
-¿Te gusta el cine japonés? -me pregunta. Empezamos bien.
-He visto poco.
-He descubierto un director japonés genial. Se llama Akira Kurosawa. ¿Te suena?
-Me gustaría decir que sí, pero no tengo ni idea.
Es muy conocido. Tiene una película, "Los siete samuráis". Los americanos se basaron en ella para hacer "Los siete magníficos". La semana que viene dan una peli suya en el cineclub. ¿Te apetecería venir?
Lo que hay que hacer por una chica que te gusta.
-Claro que sí.