La culpa es del árbitro
Toda mi vida escuchando la misma monserga, cuando perdían los míos era por culpa del señor de negro –hasta que llegó la gilipollez de pintarlos de azul o de verde-, ¿Dónde quedan las tradiciones? Supongo que se las pasan por el forro, porque todo lo que no da dinero no vale un fecaloma.
Porque reconocer que el rival es mejor es demasiado complejo para la mente simple, así que me conformaba escuchando que toda era culpa del árbitro, y cuando ganaban los míos los otros también culpaban al señor de negro. Y así hasta el infinito, el cuento de nunca acabar, porque a ti esa vez te beneficiaron, porque no pitó ese fuera de juego, porque ese tío es un vendido…
Y cuando crecí me di cuenta que él no era el culpable, porque todos nos equivocamos, y probablemente los árbitros son los que menos, el culpable de toda esa cultura son los jugadores. Esos tipos que se visten de corto para ganar un partido sea como sea, que intentan engañar al hombre de negro. “En el amor, en la guerra y en el fútbol todo vale”. Y cuando el engaño funciona el engañado es el culpable. Si, al que le caen todos los palos es al que le han tomado el pelo, al timado, al estafado… Una radiografía de nuestro mundo, donde el listo y tramposo gana, mientras que la buena gente tiene que escuchar cada día lo “tontos que son” por trabajar, sacar a una familia y pagarse unas vacaciones con el sudor de la frente.
Y eso alimentamos hasta el infinito, el triunfo sobre cualquier consideración moral, la victoria ante todo… Pero no nos quejemos cuando nos toque a nosotros, cuando nos jodan en el trabajo, cuando beneficien al otro…, porque esto es lo que buscamos, la victoria a cualquier precio. Y recuerda, el triunfo es nuestro mientras que la derrota es culpa del árbitro.
Y, ¿sabéis quien gana al final? El que aprende de la derrota y no busca excusas, ese siempre termina ganando, el resto sólo tiene golpes de suerte. Pero en el fútbol vence el tramposo, por eso nos creemos que la victoria final siempre será para ese, pero no, con el tiempo gana el mejor, porque se adapta y sabe recorrer los 180 grados del problema para encontrar la solución.